La innovación organizativa: otra manera de innovar

22
Jul

¿Acaso la posibilidad de innovar en nuestras empresas no existe?, ¿debemos resignarnos a ver cómo otras empresas, en otros sectores y de otro tamaño disfrutan de los beneficios, tanto económicos como humanos, que se obtienen a través de la innovación?

En absoluto

La innovación es el motor más potente de crecimiento, desarrollo y progreso de las empresas, sociedades y culturas. En todos los ámbitos de actividad productiva humana, se analiza y se discute cómo promoverla y protegerla.

En el ámbito empresarial, el foco suele recaer en aquellas empresas capaces de generar innovaciones disruptivas y transformadoras. La notoriedad, el éxito en términos de ventas y capitalización y el espejo en el que todos queremos reflejarnos tienen como origen una innovación.

Dos son el tipo de innovaciones que más nos impactan y que mayor atención suscitan:

  • La que tiene como origen a los consumidores, y que se materializa cuando un emprendedor o una empresa detecta unas necesidades mal, o no cubiertas, y desarrolla nuevos productos o servicios; o nuevos modelos de negocio.
  • La que tiene como origen un cambio tecnológico que modifica de forma esencial las prestaciones y características de determinados productos o servicios. Normalmente, tienen como origen la investigación y el desarrollo, o la capacidad de industrializar con éxito productos y servicio creados y diseñados por primera vez.

En muchas ocasiones, ambas innovaciones se presentan de la mano, generando algunas de las historias de éxito más reconocidas y aplaudidas por todos, de las que sobran ejemplos en los últimos años.

Pero la mayor parte de las personas que tenemos responsabilidades de dirección, lo hacemos sobre entornos más estáticos, en sectores más tradicionales y empresas más pequeñas con recursos muchas veces limitados. ¿Acaso la posibilidad de innovar en nuestras empresas no existe?, ¿debemos resignarnos a ver cómo otras empresas, en otros sectores y de otro tamaño disfrutan de los beneficios, tanto económicos como humanos, que se obtienen a través de la innovación y sus procesos?

En absoluto.

OTRA MANERA DE INNOVAR

Existe una fuente de innovación poderosa, más soft y difusa, al alcance de todos: la innovación organizativa. Es decir, la que tiene como origen la implantación de nuevos procesos y herramientas de gestión para provocar cambios organizativos profundos que contribuyan a generar mayor valor, mayor productividad y mayor diferenciación.

Idea concept with row of light bulbs and glowing bulb

Todos entendemos que la innovación de producto y la mejora constante de sus funciones esenciales, incluido el packaging, es una fuente de innovación. Pero a veces nos olvidamos que la capacidad para combinar con acierto nuevos procesos de trabajo con las personas y la tecnología a mi alcance, también es fuente de innovación. Entre ambas innovaciones, hay algunas diferencias notables:

  • La innovación de productos: suele ser cerrada y creada dentro de la empresa, y se manifiesta como una novedad en el mercado. Tiene un recorrido desde dentro de la empresa, hacia fuera.
  • La innovación organizativa: es abierta, se nutre del intercambio y se manifiesta en cambios importantes en las funciones y los procesos de la empresa. Suele darse desde fuera, hacia dentro.

La innovación organizativa requiere de una mentalidad abierta, y es más disruptiva cuando encuentra sus fuentes en áreas de actividad alejadas de la propia. Es aquí, dónde la habilidad para identificar y adaptar debe ser mayor, como mejores los resultados obtenidos.

Las empresas industriales “exportan” técnicas y modelos de gestión muy útiles al resto de actividades, sean empresas de consumo o de servicios. Quizás hoy, la filosofía y sistema de gestión Lean (Management) sea la más relevante.

De la misma manera, las actividades industriales pueden encontrar fuera de su perímetro potentes motores de cambio y diferenciación: el marketing digital, marketing de contenidos e inbound marketing del mundo b2c; el desarrollo de la omnicanalidad del sector retail; la gestión de la última milla del e-commerce; el uso del bigdata por las grandes corporaciones; la servitización de algunos sectores industriales en los que la prestación de servicios se ha convertido en el elemento central de su modelo de negocio; nuevas técnicas de coaching directivo y comercial, …

Cualquier persona con responsabilidades en una organización industrial puede convertirse en un “adaptador precoz” de buenas prácticas fuera de su empresa e intentar adaptarlas a su organización. Para cambiarla, o quizás para alterar alguna de las reglas de juego de su sector. Requiere voluntad y espíritu proactivo, y necesitará algunas aptitudes y modos de actuar sin los cuáles es imposible conseguirlo:

  • Curiosidad: salir de la rutina, buscar expertos y preguntar
  • Intercambio: compartir experiencias como vía para conocer las de los demás
  • Formación: leer, estudiar y actualizarse de forma continua
  • Foco: saber elegir el 20/80 útil e integrable en la empresa
  • Orientación a la acción: evitar sólo acumular conocimiento. Hay que saber, para implementar

En definitiva, la búsqueda permanente de buenas prácticas, especialmente fuera de nuestro entorno más próximo, nos permitirá aprovechar la vía de innovación más económica y accesible a cualquier empresa, con independencia de su tamaño y el sector en el que opere. Si no lo hacemos, alguien lo hará en nuestro lugar y nos convertirá en meros “seguidores tardíos” del cambio.

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